martes, 17 de mayo de 2011

Poema de Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías
                   Jorge Luis Borges

2 comentarios:

  1. Grande Borges!! También el ser humano es prisionero de otro destino de negras noches y blancos días, en una trama que empieza
    de polvo y tiempo y sueño y agonías. Muy lindo tu blog. Te mando un saludo afectuoso desde Buenos Aires.

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  2. así es Nestor,el peón al contrario del resto de las piezas ,puede avanzar pero no retroceder,aunque todos sabemos que si llega a la octava fila puede convertirse en "casi" cualquier pieza,he jugado partidas muy interesantes manteniendo peones hasta el final.Como diría Philidor: "El peón es el alma del ajedrez".Gracias por tus palabras y un saludo desde mi tierra!!

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