jueves, 19 de julio de 2012


Desde pequeña he sido de las que si comía una cebolleta ,
 lo hacía capa por capa, un regaliz separandole cada tira o aplastaba un polvorón
 para ir comiendolo despacito, en pequeños trozos.

Hoy en día sigo haciendo lo mismo cuando me siento en cualquier mesa.
Una tortilla la parto en 17 trocitos, un filete en 14 y así con todo.
Levanto la vista y veo a la gente mirando y preguntandome ¿es que no te gusta? ¿que te pasa no tienes hambre?
o dicen: ¡¡venga que estamos todos con el café..!!

En fin, bajo la vista de nuevo a mi plato y sigo que todavía me quedan 13 pedacitos de lomo.

Siempre me quedo la última en la mesa, pero no tengo prisa y me gusta pensar que en algún lugar y en otra casa, hay quien como yo, disfruta aunque se quede el último.

Además ayuda a poder llegar al postre, por lo menos , con una sonrisa.