jueves, 12 de enero de 2012




Tenía la heróica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado.
Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de lineas
cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos.

Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida.
Iba detrás de familiares y criados, ordenando  paciente
e impacientemente lo desordenado.

Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela derecha
porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.

Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil
que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las cajas de las medicinas.

Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida
la caja en la tumba para siempre.
                        
                                                                              Juan Ramón Jimenez 
                                                                          El Recto  ( Cuentos largos 1930)
                                    

2 comentarios:

  1. Qué cuento más chulo, querida amiga. Sabes, creo que con la evolución de la vida me he topado cada vez más con obsesivos perfeccionistas. Saludos.

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  2. ¡Señor!! Pobre hombre, que injusto final. Yo sin embargo, sol lo contrario a las lineas rectas.
    Musus.

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