martes, 30 de agosto de 2011




Todas las cosas tienen ojos y oídos


Todas las cosas tienen ojos.
Cosas como velas, espejos y faroles
todos abren sus ojos a un infinito azul.
Como el poeta de este mundo captura sus miradas más allá de este mundo.
Como el poeta de ese mundo captura sus miradas más allá de ese mundo.
Todas las cosas mantienen abiertos sus ojos
en busca de las cosas sin forma,
en busca de las cosas sin voz,
en busca de las presencias ciegas dentro de nosotros mismos.
Todas las cosas tienen oídos.
Cosas como el clavo oxidado, la peinilla y el cepillo viejos
todas escuchan con todos sus oídos, reteniendo su respiro.
Como la gente de este mundo escucha las cosas de ese mundo,
como la gente de ese mundo escucha las cosas de este mundo.
Todas las cosas dirigen sus oídos a las cosas silenciosas.
Escuchan las cosas poseídas dentro de sí por la ignorancia.
Escuchan con todos los oídos, a pesar de los oídos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
como están abiertos los de aquellos de alma y mente tortuosas.
Todos los oídos de todas las cosas están abiertos
a los silencios sin forma ni figura
que se agitan detrás de los clamorosos sonidos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
a los silencios sin forma ni figura
que se agitan en los más hondos lugares
dentro de nosotros mismos.
Todas las cosas mantienen tus ojos abiertos, mantienen abiertos tus oídos.
Penetra las cosas poseídas por la ignorancia que esquiva nuestros ojos.
Ondea tus manos hacia el espacio-tiempo sin-ojos-sin-oídos
que hemos esperado desde la más remota edad
que llega ahora ondeando sus manos.
¡Oh, cosas!  todas las cosas con ojos abiertos y abiertos oídos
daos la mano,
daos la mano apuntando a nuestro acorralado tiempo-espacio
que se encuentra en un plato vacío,
apuntando a nuestro sentido más profundo
que se encuentra en un plato vacío.
Abrase de par en par nuestra ignorancia, ceguedad cautiva, muerte y final.
                                                                                     Chang Soo Ko
                                                                                     
                                                      

        Silencio

          
         Mi mirada fija se quema en la piel del silencio.
         El silencio parece un agujero
         perforado por una flecha en la ventana de papel.
        Sólo el viento se queja cuando roza los bordes.

                                                                       Chang Soo Ko: “El sonido del silencio
                                                      (Ediciones del Ermitaño )


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