Tenía la heróica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado.
Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de lineas
cuadros, muebles, alfombras,
puertas, biombos.
Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida.
Iba detrás de familiares y criados, ordenando paciente
e impacientemente lo
desordenado.
Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela derecha
porque tuvo que sacarse una
dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil
que le pusieran exacta la cama
en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las
cajas de las medicinas.
Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida
la caja en la tumba para
siempre.
Juan Ramón Jimenez
El Recto ( Cuentos largos 1930)
El Recto ( Cuentos largos 1930)
Qué cuento más chulo, querida amiga. Sabes, creo que con la evolución de la vida me he topado cada vez más con obsesivos perfeccionistas. Saludos.
ResponderEliminar¡Señor!! Pobre hombre, que injusto final. Yo sin embargo, sol lo contrario a las lineas rectas.
ResponderEliminarMusus.